jueves, 25 de marzo de 2010

Congruencia


A. C. era un autor coherente.
Escribió versos diversos y prosas diprosas.
En su madurez sus poemas ganaron en versatilidad y sus novelas en prosatilidad.

Gustaba de documentarse bien, y así como para componer la más sentida de sus ficciones no dudó en trasladarse un tiempo a una leprosería, fue en una leversería donde obtuvo la inspiración para sus elegías mayores.
No contentó a todos, pues su particular estilo le granjeó adversarios y adprosarios. Pero su capacidad y su constancia hicieron que algunos de ellos cambiaran radicalmente de opinión, y así tuvo lectores conversos y lectoras comprosas.
Durante sus últimos años, cuando un cantautor versionó su poesía, otro prosionó sus relatos.

Tras su muerte surgió la sorpresa. Al repasar su legado, sus herederos hallaron en una gaveta su obra oculta. Nadie antes había sospechado su dedicación a los versos perversos. Aún buscan, convencidos de que habrán de hallarlas, sus prosas perprosas.

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