Es Klimt quien inspira la sesión, así que los
asistentes sabemos que irá bien un contorno marcado, unas manos expresivas,
alguna pincelada dorada… Las poses son de descuido y abandono.
La modelo se tiende y cierra los ojos. Son sugestivas las
curvas de la espalda y de las piernas, y la caída en desorden de su pelo
adornado de flores. Doro con acrílico la tela bajo su cuerpo y destaco con acuarela el cojín en el que reposa su cabeza. El resto son líneas limpias de
tinta sobre un leve trazo de lápiz de color.Cuando termina la pose, que es corta, nos dice que ha estado a punto de quedarse dormida.
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